En el coro de versos, surge el Soneto,
con rimas que ensalzan el alma del cante;
cada línea exalta el arte constante,
que la trova es loa y el amor un decreto.
Dos Cuartetos y dos Tercetos, un reto;
vergel de palabras que nace vibrante
con su armonía dulce, un ritmo elegante
que el poeta, con su musa, halla el secreto.
Empieza el Terceto primero, un asueto
de pasiones gratas y afables anhelos,
métrica y rima que al maestro someto.
Con este segundo, brindo mi respeto
a los catorce versos, cantar de cielos;
así escribo el último, y cierro el Soneto.