Mis poemas fueron escritos sobre nuestras sabanas
y quedaron impresos en el colchón de esta cama vacía.
Cada palabra y cada signo vive en ti
tatuado en la piel de tu espalda.
Tus largas piernas dejaron marcas de ardor en esta cama,
ellas, expertas de mis caricias, le habrían el camino a mi perdición.
Fui otoño en la ventana, fui semilla de esplendor,
amandoté en poemas que nunca escribiré.
Sombras del amor perdido tu amor y mi amor,
poemas de ausencias que perduran
entre las cuatro paredes y el techo de mi habitación.
Tu reflejo sigue vivo doliendo en los despojos de esta casa,
vagando entre sombras y flotando en mi lecho.