Salva Carrion

Oigo mis ecos soñados

 

Oigo mis ecos soñados

que me invitan a cantar,

con arpegios dibujados

al ayer de mi encantar.

 

Los juegos en la ribera,

la risa de la dulzura,

donde el sol de primavera

me rozaba con ternura.

 

Memorias que no perecen

en el viento se deslizan,

y con los sones que acrecen

mis sueños se realizan.

 

En mi noche de armonía,

los ruidos saben callar;

añoro aquella mi infancia,

que mantiene su brillar.

 

En mi vejez, los caminos

verdes se evaporarán

al ver en mis desatinos

noches que no soñarán.

 

En cada arruga, un relato,

historias de amor y fe,

que al suspirar mi alegato

mantengo mi mundo en pie.

 

Los días levitan lentos,

como sombras del ocaso,

repasando los momentos,

como un salmo a cada paso.

 

En mi corazón me queda

la esencia de lo vivido;

sabiduría que hospeda,

aquel tiempo compartido.

 

Del ayer, todo el deleite,

retengo en mi encanecer,

celebrando a cada envite

el regalo de nacer.