Alejandro José Diaz Valero

Fantasía y humor

 

Una estrella de más (Cuento)

Claribel era una niña que vivía en una casa de paredes de cielo. Era inquieta y muy curiosa, y fue precisamente esa inquietud y esa curiosidad, quienes poco a poco la convirtieron en soñadora. Tanto es así que cada noche estrellada contaba minuciosamente las estrellas y sabía de memoria la ubicación de todas y cada una de las constelaciones.

Un día Claribel cansada de que su conteo estrellado le diera siempre la misma cifra, decidió volar y unirse a las estrellas.

Si tú un día te vuelves soñador como Claribel, y al igual que ella te decides a contar las estrellas, no te asustes si cuando cuentes te da una de más, ya sabes que es ella, que brilla con luz propia,  pues desde entonces no ha vuelto a bajar a su casita de paredes azules.  

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Llorones por nada

Voy a dar mi opinión

de manera comentada

para hacer breve mención

de quienes lloran por nada.

 

Vi a una persona llorar

por un supuesto dolor,

pues vio la tarde crepuscular

perder todo su color.

 

Y lloraba inconsolable

de manera que entristece

al ver que el viento en la tarde

las hojas de los árboles mece.

 

Lloraba porque cantó el gallo

en horas de la mañana

y porque relinchó el caballo,

y porque dio saltos la rana.

 

Lloraba con mucho frenesí

casi que dando gritos

porque vio que la letra “i”

tenía arriba un puntito.

 

Llora dando pataletas

despertando al vecindario

pues descubrió que la “zeta”

es la última del abecedario.

 

Llora porque el sol es amarillo,

llora porque es azul el cielo,

y llora porque los anillos

se colocan en los dedos.

 

Y yo con este verso termino

y me van a perdonar

porque estoy que ya me animo

por comenzar a llorar.

 

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