Te dejo mi alma esparcida a trocitos
para guiar por el bosque tu camino
y llegar a nuestros besos benditos,
en la cabaña azul junto al molino.
Sigue la senda del rio cristalino,
donde beben agua los pajaritos,
aquellos que trinan sin desafino,
entre vuelos de juegos infinitos.
Deja que el suave murmullo del viento,
desde el silencio de los altos montes,
te acompañe con tu andar que ya siento
colmado de cariños impacientes.