Tal vez te encuentre
en los pliegues del firmamento,
acariciando el velo azul
de mi conciencia.
Tal vez difusa,
en un candil que no se apaga,
o en la luz que se escabulle
por las rendijas de mi alma.
Tal vez estés dormida
en el eco de la madrugada,
cuando el mundo sueña,
y solo quedan las estrellas
y la fragancia de la nada.
Tal vez pueda hallarte
en el canto de la aurora,
en el murmullo de las aguas,
o en cada nota de los trinos
que escapan de mi guitarra.
Tal vez estés en el anhelo
que nunca se desvanece,
o en el sueño interminable
que reposa a mi costado.
Tal vez estés en la caricia
que se pierde entre mis manos,
en la efímera tibieza
de un atardecer dorado.
Quizas te encuentres
en la escarcha intempestiva
de un amanecer extraño,
o en el altar pagano
de un beso que aún no se da.