Me agrada el frío intenso del invierno,
y del dorado verano el ardor.
El viejo pintor del otoño eterno,
con su paleta de ardiente color.
La primavera que alegra a la Luna,
las olas perladas en la ensenada.
La mar en calma, que sueña el marino
avezado entre olas de marejada.
El viento que encela nuevos caminos,
aquellos que aún no hemos conocido,
a la espera fiel de nuestros destinos.
Los votos en el fuego compartido
de la promesa, la que nos impulsa
a seguir nuestra buena senda unidos.