Con ojos cerrados y abiertos los corazones
vamos por la vida suspirando y caminando,
y en este caminar, callado y solitario,
sendas de ilusiones son las huellas indelebles
que a nuestro paso van quedando.
Inmersos en preguntas sin respuestas
que el tiempo llenó de olvido,
las miradas, libres, buscan en cada rayo de sol
el abrazo que llegó sin calor;
y en cada hoja caída, que a nuestro paso quiere hablar,
el sabor de los besos que no se quisieron quedar.
Sintiendo la sombra que nos sigue
una historia de esperanza dibuja el horizonte;
sintiendo la sombra que nos sigue,
comprendemos la grandeza del verbo amar,
y ella, en el silencio que solo uno puede comprender,
invita a seguir y a volver a olvidar.
Paseos de vida y de ilusiones,
donde las noches se visten de estrellas,
donde la pena y el llanto nos separa de ellas;
donde el día regala su aurora,
y donde el alma, aún dormida en su lamento,
sigue soñando, sigue mimando el amor que atesora.
(Jpellicer)