de la Flor Ruiz

ME LLAMAN BRUJA

Estos hombres y mujeres, me acusan.

Me señalan con el dedo,

Me llaman bruja.

Por ser demasiado guapa,

Por ser demasiado fea,

Por ser demasiado joven

O por ser demasiado vieja.

Por ser demasiado lista

O parecer demasiado tonta,

Por ser pálida como la luna

O ser oscura como la noche.

Da igual si callo o si hablo,

Si me muevo o si estoy quieta,

Si entro, si salgo, de día o de noche.

No importa mi nombre, mi credo, 

Ni tampoco mi estirpe,

Porque no soy hombre.

Soy tú, soy ella, soy cualquiera,

Siendo casta me acusan de ramera.

Dicen que levito y que robo niños,

Que vuelvo agria la leche,

Que enveneno al ganado,

Que seduzco a los maridos,

Que traigo enfermedad,

Y desgracia, y muerte.

De nada sirve tratar de defenderme,

Me espera la cuerda de la horca,

O ser atada y lanzada al río,

O al fuego de la hoguera.

Soy yo, somos todas,

Las que damos miedo

Por tener vagina entre las piernas, 

Y querer ser libres,

Querer salirnos de las normas.

De las estúpidas normas.

Yo moriré. Arderé en el infierno,

O bien desde el cielo,

Veré arder a quienes ahora

Me acusan de brujería

Por curar con flores y hierbas,

Por pensar como los hombres,

Por yacer desnuda bajo el sol

O por rezar a la cambiante luna.

Yo moriré. Sí.

Pero antes maldigo

A todos esos descendientes que han de nacer.

Les maldigo haciendo que

Al transcurrir de los años,

Los decenios y los siglos,

Sus mujeres sean libres

Y sin ser juzgadas como hoy lo soy yo.

Como lo somos todas.

Estos hombres y mujeres, me acusan.

Me señalan con el dedo.

Me llaman bruja.