Patricia Aznar Laffont

-Dale, Dios, Mirá para Acá! (tango)

Siniestra Rabia.

 

Aullidos de Perros 

Cantando a la Sin Sombra de las Lunas.

 

En el Manubrio Sombrío

de tu Vida

Macabra,

Ardida,

Oscura,

Muerde el Tajo del Amor 

que Escupe su Morir.

 

Y es la Muerte Repetida

-Dale, Dios, Mirá para Acá!

 

Rueda el Carrousell de la Vida

entre Piedras y Rústicas Bravuras

que Engañan al Ingenuo

en Asalto Mudo y Viejo

Asesinado por el Cuchillo Mordido

que lo Hirió de Muerte Vencida

y por la Espalda, -¡Cobarde!

 

-Dale, Dios, Mirá para Acá!

 

Mientras en el Suburbio del Buenos Aires

un Tango loco y Desarmado

Toca el Bandoneón Desvencijado

que Huele la Copa

del Dardo que hirió al Amor

Asomado en la Glorieta

y en las Baldosas Frías, frías, frías...

¡Heladas de Dolor!

de un Patio del Viejo San Telmo,

¡Adormecidas!

 

Al Compás de este Tres por Cuatro,

Tango Dolorido

que Rompe la Garganta

del un tal Pedro-Amor

que Truena en el sin Nombre

 un Amor Furioso,

Triste,

Indignado,

que Explota 

que Explota

¡Explota!

-Dale, Dios, Mirá para Acá!

 

(Patricia)