Al final del closet
goce
En la esquina de un cuarto de hotel
Se siente el tacto de una mirada oscura
Que desprende las pieles
Del disfraz pulcro que nos da la ropa
Sin nada de amor
Una mujer se adentra en una cama ajena:
A tientas y emocionada
Sus manos buscan y encuentran:
Una sonrisa que ilumina sus deseos
Para entonces no hay prejuicios
Se encuentra con su amante
De piel pálida y suave.
Un par de senos se vuelven masa entre sus dedos
Se juntan y se llenan de saliva
Se muerden y ambas
Se pierden entre sus gemidos
Vuelven a encontrarse
en lengüetazos dentro de cavidades húmedas
Se juntan y se llenan de saliva
Entre labios de mujeres,
Vientres pegajosos
En una noche de tanta hambre
Con oportunidades que las disfrazan de verdugo-victima
Dedos que penetran hasta tocar infiernos
Placeres que desbordan hasta creerse en cielo.