Raiza N. Jiménez E.

No Hay Casualidad.-

 

¿Por qué yo, no podría admirar a ese cielo?

¿Por qué, moriría yo, por una linda estrella?

En todo, el tiempo, solo vi caer una centella.

Todas las frases, no me sirven de consuelo.

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Al no poderlas asir, con mi mano, tuve celos.

Ya observé una brillante, además, muy bella.

Ninguna hemos visto cómo la noche aquella.

En las noches oscuras, las aguardo y las velo.

**-**

Muy sola me encontraba, mirando ese cielo.

Te estuve aguardando, para ver todo, juntos.

Tal cómo te advertí, no hubo eclipse ninguno.

**-**

Confieso que, tu tardanza, impulsó mis celos.

Por ello, es bueno, aclarar todos los puntos.

Y no debe haber sufrimientos, para ninguno.