susoermida

Regreso al vacio.

Vengo del amor suelto,
de aquel que esta tirado
sobre la brasa lenta.
Traigo conmigo medidas y longitudes
que se salen de las moribundas intenciones.
Vengo de la fatiga y del látigo.
Vengo de los lunares imposibles
y tengo las manos reprochándome
lo acumulado de un deseo.

Llego a casa y traigo conmigo un presagio
y el pálido hilo que me come a desamparos.
Vengo cavilando los cuchillos que dejé atrás
y todo lo extenso que podía desgarrar.
Balas con médulas de abrazar dejé atrás
y con mermeladas espesas abrazando mis sentidos.
Otra vez es que mi oxigeno sigue solo
zumbando moscas que quieren ser sacerdotes.

Iré a la foto. A la embarcación distante y con mi razón
alterada soñaré tus labios en el pálido mundo
de los míos, como arañas albañiles
seguiré subiendo las paredes de pétalos.
Como un trajinar húmedo de la parte masculina
seguiré viéndote en este viento que me hace trajes
imposibles de la saliva que te concedería y me solivianta
los rayos de mis manos al atacar tu recuerdo.

Vengo, si, vengo de la carta cerrada
y del remite que desconozco.
De la prenda de tu cuerpo.
Del dulce compacto y cierto que me presagian
tus rodillas para arriba.
Allí donde hay fronteras y espacios abiertos.
Si. Vengo con las escamas del sexo
que nos podíamos dar.