jvnavarro

ENTRE MONTAÑAS Y CORDILLERAS

 No me iré por los Cerros de Úbeda
al escribir este resignado poema
ni pondré un pie en la Veleta,
no me iré al Pico de Aneto
ni a la Maladeta
para ver pasar una tormenta
y de paso jugar con sus nieves perpetuas.
 
No me extraviaré en el Monte Perdido
ni en el Pico del Infierno
veré la salida del sol
por encima de unas peñas
ni tomaré un beso del Teide
para cuando se enfada
y nos deja ver su manto
de nieves penitentes
sufrir como Cristo
una fatal condena.
 
No subiré al Mulhacén
para observar como un rey entrega
una de sus más hermosas perlas,
ni en el Aconcagua ni en los Andes estaré
en ninguna más estación 
de esas que nos invitan a soñar con ellas.
 
No subiré a los Pirineos
ni por las Cordilleras Alpinas
observaré como es de redonda
desde arriba la tierra, 
ya sea el cielo y las nubes
parte de la visión que en los ojos me queda.
 
Suelo acercarme a estos lugares,
al igual que una gran parte
de los seres humanos del planeta,
a través de las imágenes 
que al televisor nos llegan,
ya las Montañas Rocosas
o el Cañón del Colorado
o las grandes selvas
o las profundidades marinas
o el Everest o la Luna llena.
 
Se con resignación
 que para estas fechas 
uno ya comienza 
a pensar en otras cosas
y eso que no me fallan las fuerzas
y cuando puedo subo y bajo
hasta allí donde me llevan las piernas.
 
Algo me dice y aquí reside la grandeza
de quienes prefieren perder una batalla 
antes de ver sufrir a quienes en ellas pelean,
 que las grandes hazañas
esas que para la historia quedan,
en mi ya son agua de borrajas
que en sus días ocuparon mi cabeza
y ahora son solo apenas 
un poco de nostalgia y la que queda.