Max Hernandez

Cine


Ingresamos presurosos, tú llevas el popcorn gigante, yo las bebidas y golosinas, no quisimos una bandeja. Ríes divertida mientras nos acomodamos en la última fila. \"Qué pretendes?\" Preguntas con una mirada pícara \" yo he venido a ver la película\" completas mientras te sientas y dejas caer algunas palomitas de maíz, poniendo cara de niña traviesa...
Reímos un rato, la gente va ocupando lentamente sus butacas, es una película no muy popular, la sala está medio vacía, pero...
Un asistente con gesto adusto se acerca a nosotros y se sienta justo a una butaca de distancia de donde estás tú sentada. Saca su celular, se mantiene ocupado en sus asuntos y tú, con una mirada algo extraña, me dices \"creo que se vinieron abajo todos tus planes\" y ríes pero muy bajito, para que no pueda escucharte nadie.
Se apagan las luces, y veo que al lado opuesto de nuestra fila no hay absolutamente nadie, te tomo de una mano, con la otra cojo de mala manera las bebidas y golosinas y te arrastro hacia nuestro nuevo lugar, a pesar de la mirada inquisitiva de nuestro \"eventual acompañante\"
Libero el posa brazos en medio de nosotros, no he soltado tu mano, y, lentamente, te abrazo y te atraigo hacia mi. No te resistes.
De qué trató la película? Ni idea
Fue una larga y silenciosa sesión de caricias y besos tiernos. Nos exploramos en silencio, tratando de no incomodar a nadie. Derramamos las palomitas, las bebidas, perdimos las golosinas... Que importa! Ya se acabó la película 
Salimos tomados de la mano, parecemos dos adolescentes, que están haciendo algo malo
Caminamos por las calles casi desiertas, tú colgada de mi brazo, yo llevo tu cartera... Vamos charlando, de las cosas de la vida, de cómo seguiremos adelante con este amor que nos ha sido regalado. La oscuridad toma la ciudad, pido un taxi.
Te llevo hasta tu casa, antes de llegar me das uno y otro, y otro beso más, no habrá tiempo cuando lleguemos. Te bajas, te despides con prisa, alcanzas a decirme que es tu hermano quién te espera en la puerta. Saludo con la mano, y obtengo solo un gesto amable con la cabeza.
Voy a casa, en silencio. Sonriendo de oreja a oreja. Es cierto, no soy completamente libre aún para gritarle al mundo que te amo, y debo cuidarte. Pero hoy fui feliz, como un adolescente que está ocultándose de sus padres, de sus amigos, de familiares. Tengo un amor que no esperaba, estoy vivo de nuevo, el mundo es mío, sólo porque también tú aceptaste amarme...