Nitsuga Amano

Nos despedimos en un ayer

Huelo el aroma de los jazmines,  lágrimas perfumadas que emanan tristeza,
observo cómo las perdices alzan vuelo al sentir mi presencia.

 

 

Cada vez que poso la mirada en aquella colina, tus palabras susurran en el viento,
las atesoro entre las ráfagas, temeroso de que se desvanezcan en el olvido.

 

 

Tu sombra se desliza entre los árboles del bosque, acompañada de los suspiros que dejaste a tu partida,
no derramé lágrimas aquel día, pero al siguiente la tristeza se volvió inevitable.

 

 

Tu perfume se desvanece como un susurro en la brisa, mientras el eco de tu voz se desvanece lentamente,
apenas puedo recordar la textura de tus dedos acariciando mi piel.

 

 

Anhelo expresar con precisión la desolación de estos días de rutina,
vagando entre entes inanimados y miradas frías y distantes en el trabajo.

 

 

Suspiro al liberar estos versos, dejándolos libres para que encuentren su camino,
mientras lentamente con algo dolor te empiezo a dejar en el ayer.