María García Manero

No dejes de abrazarme

Abrázame tan fuerte
como lo hacías antes;
quiero sentir de nuevo
tu cuerpo palpitante
en la noche, en el día;
sea temprano o tarde.
Si me abrazas de día
yo seré el sol radiante,
brillaré entre tus brazos
como el mejor diamante.
Si me abrazas de noche
seré tu plenilunio,
luego, cuando ya duermas,
seré luna menguante.
Dame un abrazo tibio,
un abrazo tan suave
que parezcan tus brazos
cálidas alas de ángel,
y me estremezcan tanto
como estremece el viento
las olas y las nubes,
las palmas y los sauces.
 
Abrázame...,
no dejes de abrazarme.
 
De: María García Manero (Marinena)