Habitas de mi piel en sus contornos
que vibran con tus ansias de tenerme
y abrazan mis sentidos tu figura
lo mismo que un volcán que lava vierte.
Estás en los suspiros de mi aliento
con ese tu mirar tan refulgente
y moran tus sonrisas en el alma
con notas de celestes misereres.
Mis venas que se inflaman al mirarte
un río desbocado me parecen
fluyendo de sus cauces el delirio
que trae de pasión su flama ardiente.
Tus manos al tocarme me despiertan
los mórbidos anhelos que me impelen
a ser de la lujuria llamarada
que llena de mi ardor te queme siempre.
Mis labios con fervor tu nombre invocan
soñando con brindarte dulces mieles
que plenos de magnífica ambrosía
encierren de Afrodita los placeres.
Mirarte por la calle es mi tormento,
por esa tu silueta que desprende
la magia de tu fuego calcinante
que logra que el deseo me desvele.
Tu forma de expresarte me cautiva
con cálidas palabras que me encienden
y logran que mi cuerpo se convierta
en pira pasional que siempre hierve.
Desatan tus caricias tempestades
lo mismo que las lluvias de septiembre,
que traen agregadas a sus gotas
esencias que producen vida o muerte.
Mas todo en ésta vida tiene precio
también el gran placer su precio tiene;
y el pago por tenerte no me importa
si logro que en mi cuerpo tú te abreves.