En el deseo ardiente de mi corazón late una urgencia,
Tengo ganas de verte, de hallarte en el ocaso dorado.
En el murmullo del viento, en el susurro de la esencia,
aguardando el momento donde nuestros destinos se han abrazado.
En la penumbra del anhelo, se dibuja tu silueta,
como un sueño que danza en los rincones de mi mente.
Tengo ganas de sentir tu presencia, que mi alma completa,
en la melodía del eterno silencio que me consume.
En cada verso, en cada rincón de este poema escrito,
dejaré plasmado aquellas ansias que en mi pecho laten.
Tengo ganas de verte, de fundirnos en un mismo destino,
en la danza eterna que no se olvida ni se abate.