Un día vi una flor entre las zarzas,
a la otra orilla de un riachuelo sobre el ribazo.
Sufría rodeada por tan mala compañía,
ya que se sentía amenazada de hirientes espinas.
Aparté las zarzas cuidadosamente,
observando que si a distancia la flor era hermosa,
de cerca su blancura me extasiaba el alma.
¡Qué regalo de Dios! me dije.
Mujer flor, maravillosa y hermosa,
me cautivaste los sentidos envolviéndome perfumada,
derramando esencias con aromas de pureza,
a Dios doy gracias por tu existencia...
Ya pasó el tiempo de tu soledad,
unámonos mano con mano ¡ahuyentemos los miedos!
y vayamos a nuestra nueva morada,
a un jardín llamado poesía...
Comentario de autor:
\"Es magnifico salvar una flor perdida y en peligro, pero aun es mas hermoso florecer los dos juntos en el amor\".