Ay, isleña insular!
Escucha tan suprema y hermosa
como te viene el mar,
para contigo bailar y así gozar...
Con su azul celestial y su gran resonar
a dos tiempos en un compás,
y que te reclama poder contigo retozar
más su coro es un festejar...
¡Cuánto es mi envidiar!
Del viento amador rendido a tu reinar,
y que avergonzado te despeina
con su arte de amar...
Y yo que no te pueda ni rozar,
mientras el mar
con su líquida masa lasciva
te acaricia sin cesar...
¡Ay, isleña de turbar!
reclamo del vapor fresco insular,
al que bien dispensas
lo que mi actuar no ha de alcanzar.