El Corbán

DIJISTE ADIÓS

En la penumbra de un adiós, susurros quedan,

Palabras marchitas, como hojas que el viento lleva.

Se despliega el silencio en el aire,

Donde antes resonaba el eco de un querer sin par.

 

Cielo y tierra se encuentran en la despedida,

Donde el alma se estremece, herida.

El tiempo se detiene en este instante,

Mientras los recuerdos se entrelazan en un baile constante.

 

¿Qué queda después del adiós, sino el eco de un suspiro?

El corazón aún late, aunque sienta el vacío.

En la distancia, se desvanece el encuentro,

Pero en el alma, perdura el amor, siempre adentro.

 

Así se escribe el poema del adiós,

Con tintas de melancolía y paginas de sollozos.

Pero en cada despedida, del adios de tus labios,

yo no me despido, aunque mi corazón pide clemencia a mi Dios.