Insomnioptera

Telares VI

 

 

Vencidos por las cuatro

-la hora de tomar el captopril-

los suspiros retornan a habitar la intención.

Cercados por la prisa,

no osarán transgredir nunca el silencio,

el mal humor de un sueño auto inducido,

acalorado y frío,

innecesario,

pero al final de cuentas preferible.

Vírgenes sin decoro

adormecen el vicio

de pasearse las noches con velas de vainilla,

cuanto más escribimos.

Morir de amor es inmortalidad imperturbable.

Una muere de sed,

sed de bebidas embriagantes.

Una muere de hambre,

hambre de muerte que avanza con las nubes

en forma de epidemia.

Epidemia de blanca hostilidad que se disfraza

con un velo de angustia.

Una copa de insomnio, un antifaz  misterio

de miserias

menos concupiscibles que la tierra.

Las alondras astutas ya no se multiplican,

se acicalan las plumas como Celia, la gata.

Alguna vez quise volar

ya no sé despegar más que los párpados.

Estaré alerta siempre,

siempre despierta,  alerta

al vaivén de las células diabólicas

qué describen trayectos

en la sala de espera.

 

( no le puse fecha,,,, sólo recuerdo que era un martes, o un jueves... lunes????)