Brom Beto

EVOCANDO FRAGANCIAS

 

 

Caminaba como buscando algo…la ciudad lo atraía.

Desconocía sus calles, los transeúntes no llamaban su atención, era gente desconocida.

Él era un forastero que llegó por equivocación a un lugar aislado de su terruño.

Sin embargo, flotaba en el aire un aroma subyugante…no, no estaba soñando, era la misma fragancia impregnada en sus fosas nasales que lo acompañaba.

Por supuesto…recapacitó, era el perfume de Floren, y al recordarla, el olor se impregnó más fuerte, no había duda alguna, ella se encontraba cerca.

Casualidad, suerte, destino…detuvo su andar, buscó donde descansar, un banco a la entrada de una placita cercana fue su refugio temporario.

Debía recapacitar…esto era imposible, como si de un cuento fantasioso se tratara.

    - ¿Por qué está triste, señor?

Escuchó la pregunta, volvió la vista, y a escasos pasos estaba paradito un niño de siete u ocho años, que con una carita angelical lo miraba, esperando respuesta…

    -Un recuerdo me aflige, querido, no me puedes ayudar, gracias por preocuparte.

    -Mi madre siempre me dice, que contando aflojan las penas, ¿no se anima?

La inocencia del pequeño, su sana curiosidad, conmovió al hombre, dudó unos instantes, no supo que responder.

El osado niño no desistió…se acercó y ya sentado en el banco, le susurró…

    -Prometo que lo escucharé…

Y como dos buenos amigos, mantuvieron una larga charla, las preguntas se mesclaban con las respuestas, el tiempo pasó…

Un suave roce sobre el hombro lo despertó…

    - ¿Está bien, buen hombre, necesita ayuda?

El anciano sorprendido, balbuceó…

    - ¿Qué me pasó? quizás me dormí…no me pasa nada…gracias, estoy bien, gracias…

El avezado placero, insistió en su ofrecimiento…

    - ¿Necesita ayuda, quiere que lo acompañe a su casa?

    - ¿Casa? no…no tengo casa fija, el destino me ayudará a encontrarla…no se preocupe, estoy acostumbrado a descansar en las plazas, ya me voy…que tenga buena vida…

Y así de sencillo el hombrecillo se levantó, acomodó sus ropas, y con una sonrisa en sus labios comenzó a caminar… entonando una canción…Floren, mi querida Floren…en unos minutos su silueta desapareció entre los senderos de la plaza…



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