Lo que daría porque mi sonrisa fuese verídica y viniese de corazón, dejar de usar esa careta falsa. No sentirme vacía, triste y con una vida sin sentido.
Lo que daría por encontrar alguien con hablar y hablar, sin aburrirme, ni aburrirle, con quien ser yo abiertamente, alguien con quién disfrutar lo que la vida nos pueda presentar.
Lo que daría por sentirme viva, con aliento, esperanza, anhelos.
Lo que daría por tener un brillo en los ojos y un gusto por compartir la belleza de la alegría.
Lo que daría por qué está tristeza, vacío, aburriendo, desaliento, angustia, depresión se esfumarse de mi interior.
Lo que daría por dejar de pensar que sería mejor desaparecer y dejar de existir, pues mi existencia duele, cala hondo.
Lo que daría por deshacerme del nudo en la garganta, las lágrimas congestionadas, los lamentos forzados a callar.
Lo que daría por dejar de ser yo, así fuese un instante, pero por lo menos un instante gozar todo aquello que se me ha sido negado, por la única y maldita razón de ser yo, ésta estúpida yo, que no puede con la vida, que no puede con su vida, que desea cada día al anochecer no despertar nunca más, que desea cada día al amanecer que sea el último día por afrontar.
Lo que daría por tener valor para acabar con esta puta historia que se repite una y otra vez, mi ciclo.
Lo que daría por poder conocer la calma y la paz.
Lo que daría por qué alguien me ayudara a acabar con todo ésta tristeza que cargo, que no sé ni cuando ni como nació, pero ha crecido tanto que no le soporto y se lleva consigo mis ganas, de nada o más bien de todo y solo me deja el deseo intrínseco de morir, porque vivir es tortuoso.
Nadmon