Carlos Hector Alvarez

La Doncella

\"La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor. \"  R.D

En el mundo de la curiosidad

a la vera de un viejo camino

se levanta un suntuoso castillo.

que, aunque perdió su belleza

conserva su bien ganada majestad.

Allí vivía una doncella que, como tal,

guardaba sus recuerdos en el altillo

en cajas llenas de cartas y fotografías.

Soñaba, noche a noche con su príncipe

que aún no sé, si perdió su color azul

porque lo soñó tantas veces, día a día

que no es difícil, se haya descolorido.

Pero del color que sea, era su preferido

vivió un hermoso romance con él,

mientras contenta y feliz ocupaba

todo el tiempo que le quedaba

en el armado de su ajuar.

Sin llegar, su boda a concretar

un día, muy apenado el príncipe se marchó,

comprometido, como estaba con el Rey,

a luchar por el reino, como era su deber

más, le juró que al volver

la desposaría y princesa había de ser.

Pasó el tiempo, los arboles florecían,

después perdían sus hojas y sus flores

que año a año volvían a renacer

mientras la doncella armaba entusiasta

y desarmaba con pena su dosel

donde no perdía la esperanza, de vivir con él

El tiempo inexorable como es,

fue envejeciendo a la bella doncella

con menoscabo de su belleza,

que en el reino era sin par.

El destino de la doncella, como la vida

se fue diluyendo en el tiempo

y de ella no supimos nunca más.

¿Cuántos de nosotros, como la doncella,

envejecemos esperando hacer realidad

los sueños que acunamos alguna vez,

sin pensar, que el hombre propone,

más, es Dios, el que dispone?