jvnavarro

UNA CERVEZA BIEN FRESQUITA

 Santa Hildegarda abadesa benedictina,
amante de las artes y naturalista
por ti rezamos todos los días,
quienes bebemos cerveza 
con tal de mantener viva,
esa santa costumbre 
que tanto ayuda
a que la vida sea menos dura.
 
Médica fuiste de gran altura,
bien te manejaste con las profecías, 
pero donde más brillo tú astucia 
fue en aquello de hacer 
de un grano de cereal, 
cebada que era de comer las mulas, 
un manantial de dulzura.
 
Estimada Sibila del Rin, 
monja abadesa querida,
por ti tus devotos rezan 
y a ti con especial cariño te dedican
estás claras letras,
para que sirvan
hacer saber al mundo
que por aquí en la tierra está viva
la llama del amor,
siempre prendida
de una espumosa cerveza, 
de esas que bien fresquita 
levanta el animo y ayuda,
a que los veraneos sean más llevaderos
y los inviernos investidos de esa ternura
que solo se alcanza allí 
donde un quinto o un tercio,
una pinta, una coronita o una rubia,
se pone en los labios 
y entre besos y caricias,
cae lentamente hasta donde
una ligera y sonora campanilla,
tañe con especial timbre,
tal si hubiera que asistir a misa.
 
Gracias monja querida por el lúpulo,
gracias por la espuma,
gracias por ser tan caritativa,
gracias por todos y todas,
pues sin tu instinto 
tan poco materialista 
a saber dónde nuestras almas estarían.