Asad

Testigo de un Adiós

Fui testigo del más bello brote,

marchitándose en su esplendor,

cargando sus hombros con la cruel realidad,

de una decadencia inevitable.

 

Ver los ojos que amé extinguirse,

fue ser arrastrado por las olas,

lejos de la playa, donde nunca más podría,

acariciar su rostro pálido ni tocar su cabello precioso.

 

Será así, pues nada será como aquellos días,

en los que juntos iluminábamos el firmamento,

ahora, el cielo mismo llora nuestro lamento,

 

En la penumbra de esta triste despedida,

los recuerdos dorados se desvanecen,

como hojas que caen en otoño,

de un amor que se escurre entre los dedos.