Raiza N. Jiménez E.

La Palabra Precaria.-

Nunca supe cómo llegaste tú, a mi vida.

Menos aún, cómo llegaría yo, a la tuya.

De no querer amar, estaba convencida.

Menos, del que NO, me quisiera suya.

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En verdad, estaba distraída con el amor.

Pero, si sé qué, me propuse a quererte.

En verdad estaba enfocada en lo mejor.

Lo que más aspiraba, era yo a ti, tenerte.

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Vi que tu vida se movía sobre paradojas.

Yo ansiaba a que tú, también, eso vieras.

Pero, no era así y, por todo, te acongojas.

Hice imposibles, para que tú me tuvieras.

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Y terminé recordando, la frase de mi abuela.

“Sí el Adán no te besa, ha de ir, a la Escuela”.