Con locura no te quiero
no te engañes por favor
solo tengo algún valor
al decir de lo primero.
Ordenado caballero
un orgullo para mí
y un problema para tí,
que obsesiona al gil terrible
y a tu ser inofendible
darle daño te advertí.
Yo te quiero emocionar
al llevarte hasta el pasado
y mirar que no han borrado
el sentir hecho cantar.
Son las olas de la mar
en cariños del rumor,
que conserva el gran valor
que a su paso en esos años,
la amistad situó en peldaños
escalados con amor.
El amor es generoso
en quién ríe y lo comparte
inconsciente del gran arte
del cantar maravilloso.
No doy rol al envidioso
ni papel en mí libreto,
porqué asumo en este reto
solo darte una caricia,
la que guardes por delicia
en algún lugar discreto.
Imposibles los amores
en la vida y más allá
si al sentir lo cambiará
por vestidos de colores.
No es el caso en dos actores
que por simple entretención,
siempre llaman la atención
en la escasa cualidad,
que abre el paso a la bondad
más paciente en su pasión.
Devoción la que detiene
a la tierra en su girar
del que sabe descifrar
el poder que el alma tiene.
La tormenta que se viene
es alzada al remolino,
que en ventiscas da su trino
a cualquier ser pasajero,
distante, honesto y salero
que libre escoge un camino...
Son los sueños del pasado
del presente sentimiento
y futuro del buen viento
la piel del enamorado.
Es su flama que ha logrado
escribir tantas tonteras,
por asir en tus caderas
las dos manos del respeto,
del talento sin secretos...
De ilusión en primaveras.
Autor: Mario Rodolfo Poblete Brezzo.