Mario Rodolfo Poblete Brezzo

Unas décimas que tenía escritas.

Con locura no te quiero

no te engañes por favor

solo tengo algún valor

al decir de lo primero.

Ordenado caballero

un orgullo para mí

y un problema para tí,

que obsesiona al gil terrible

y a tu ser inofendible

darle daño te advertí.

 

Yo te quiero emocionar

al llevarte hasta el pasado

y mirar que no han borrado

el sentir hecho cantar.

Son las olas de la mar

en cariños del rumor,

que conserva el gran valor

que a su paso en esos años,

la amistad situó en peldaños

escalados con amor.

 

El amor es generoso

en quién ríe y lo comparte

inconsciente del gran arte

del cantar maravilloso.

No doy rol al envidioso

ni papel en mí libreto,

porqué asumo en este reto

solo darte una caricia,

la que guardes por delicia

en algún lugar discreto.

 

Imposibles los amores

en la vida y más allá

si al sentir lo cambiará

por vestidos de colores.

No es el caso en dos actores

que por simple entretención,

siempre llaman la atención

en la escasa cualidad,

que abre el paso a la bondad

más paciente en su pasión.

 

Devoción la que detiene

a la tierra en su girar

del que sabe descifrar

el poder que el alma tiene.

La tormenta que se viene

es alzada al remolino,

que en ventiscas da su trino

a cualquier ser pasajero,

distante, honesto y salero

que libre escoge un camino...

 

Son los sueños del pasado

del presente sentimiento

y futuro del buen viento

la piel del enamorado.

Es su flama que ha logrado

escribir tantas tonteras,

por asir en tus caderas

las dos manos del respeto,

del talento sin secretos...

De ilusión en primaveras.

 

Autor: Mario Rodolfo Poblete Brezzo.