Hay una gran danza de versos
que gravita en la memoria
no quiero citarlos, converso
pues son casi prehistoria
Sin embargo, se mueven afanosos
haciéndose en gran notoria
con saltos alborozados y ufanosos
similares a un culto, hacen convocatoria
Al amor que llevo en mi alma
al arrullo tierno de sus sueños
al abrazo singular que me calma
en la ansiedad de mis empeños
Al beso tibio de la mañana
la ternura de un encuentro
la lexía de la semana
una campanada en el epicentro
de este pecho que solo hilvana
una ensoñación con el recuerdo.