Patricia Aznar Laffont

Lo que Hemos Sido (dedicado a mi abuelita).

Tus Ojos,

Mis Ojos,

Vínculo Invulnerable.

 

Tus Ojos,

Mis Ojos,

Irreversibles como el Tiempo.

 

Si las Aguas Fluyen Cristalinas

Hacia la Mar, 

esa la Más  Calma

o en Tormentas y Brumas,

tus Ojos en mis Ojos

Serán,

después de la Tormenta Atroz de Versos

que me Incinera,

que Ocluye mis Pasos,

que Sana y Hiere

mi Alma,

la Doble Conciencia

que se Esconde en las Sombrías Sombras.

 

Recuerdos Amarillentos y en Destierro,

Añosos en el Palpitar Lejano,

de mi Espíritu Viejo,

Destruyen el Alba

que se Estremece Pálida 

al Llegar la Oscura y Mortecina

Noche...

 

Quizás, Soñás lo que Sueño Yo,

Aunque  Ajeno Seas,

un Vagabundo y Desconocido

Otro.

 

Ya Flamea el Blanco Símbolo

que en Jamases Nunca Llora:

Es la Áspera Soledad

y esa, tu Abstraída y Borrosa

Indiferencia

que el Ser toca con sus Dedos

Desalmados,

lo Magnífico de lo Humano.

 

Tus Ojos,

Mis Ojos,

Tus Manos Cálidas en las Gélidas Mías,

Y el Polvo Disperso

de lo que Otrora Fuiste

Y ese Sepulcral 

Silencio...

 

Se Fundirá mi Alma 

en la Rústica Roca,

Lenta,

Lerdamente,

Augusta,

Pretenciosa,

Hasta lo más Profundo y Lejano

del Mismo Infinito,

 

(en la Única y Solitaria Historia

que Hemos Sido)...

 

(Patricia)