jvnavarro

¡AY POESÍA DEL ALMA MÍA!

Hay que detenerse de vez en cuando
y volver hacia atrás la mirada;

hay que ser constantes
y pensar siempre que la perseverancia
tiene como recompensa
el poder alcanzar la meta
y si no se gana
se queda uno contento
con eso que se llama,
haber logrado lo que se buscaba;

hay que detenerse cuando haga falta;

hay que asumir que estamos por aquí
de pasada;

hay que prepararse
para comenzar a elevar anclas.
 
Con esto y un poco más
se podría decir que este poema
ya está preparado para su hornada.

A mi que soy de tierras de  interior,
de esas que se llaman de secano 
de la Mancha,
donde los cardos
son algo parecido a los dientes afilados
con los que nos comíamos las tajadas (1),
eso de surcar mares no me va
ni me hace falta.

Yo estoy con los molinos de viento,
con eso que se denomina molerse el alma,
se que a poco que le meta a esto
de estirar de la manta,
un poco de calor y gracia,
algo saldrá, 
y es que puede ser que salga,
el kikiriki
de un gallo que canta
o el rebuzno,
 a la larga,
de quien él solo se las basta
para meter hasta el codo la pata.
 
Por aquí ya todo medio anda.
Puede ser que en esos avances
de la humanidad bastarda, 
como homo sapiens
depositáramos en alguna oquedad,
de una gruta sagrada,
allí guardada,
 la individualidad espartana
y nos fuéramos de parranda, 
para colmar aquellas necesidades primarias,
amor, comida, fe,
y de vida: la esperanza,
con que dejar el Paraíso
que nos encorsetaba
al buril y a la azagaya,
a la raedera y al bifaz (3),
al incipiente bipedismo 
en las sabanas y llanuras, 
para llenarnos  del \"Nous\" (2) 
del filósofo Anaxágora,
en esa búsqueda de la divinidad del alma.
 
Si el poema se alarga
es que la cuerda es larga,
es que la materia se transforma
y nunca se acaba,
es que detrás de cada verso,
de cada estrofa de sus casillas sacada,
algo queda con que regalarnos
un último pase de espaldas,
al toro que si te coge
es verdad que te mete los cuernos
y si puede te mata.