¡Soy poeta y lo puedo demostrar!
Soy capaz de escribir mis propios versos
mas, seguido, prefiero declamar
a escritores que han dicho ya, en sus tersos
y veraces escritos, todo aquello
que hubiera tenido que componer...
si no fuera que, aquello que es tan bello,
de antemano existiera a mi nacer.
Si las rimas de Bécquer no se vieran,
rimaría de amor... ¡y “Amor eterno”!
y me hubiera encontrado en el “Infierno”...
si Alighieri y sus textos no existieran.
De Odysseus o de Aineias les hablara;
cual Homero o Virgilio comenzara
y, epopeyas al mundo es que lanzara
si es que, acaso, la vida me alcanzara...
Mas, ya existen aquellas epopeyas
que han dejado en el mundo grandes huellas.
Narraría, de un sabio quejumbroso
que, medite y se vuelva agradecido
al dar cuenta que está muy bendecido
tras mirar que hay un sabio más penoso;
uno, aquel que, de un modo presuroso
va cogiendo las sobras a su paso.
Por destino o tan solo por acaso,
Calderón de la Barca ya escribió
sobre aquello que el sabio descubrió...
y por eso, no escribo más del caso.
Expondría, la pena de existir
cuando lloras y mueres de dolor...
de vivir, sin lograr ver el color...
de sufrir, mas, por otros sonreír...
¡Peza en su obra tremendo lo describe!
De volver a narrarlo, no hay quien prive...
y eso haré si es que, acaso, se me pide
o, en función de evitar que este se olvide.
Mas, ¿por qué ir escribiendo un duplicado
cuando puedo exponerlo inalterado?
Si de Acuña no viéramos “Misterio”,
yo, a mi amada, de grutas cantaría...
¡y seguro me hallara en cementerio
si es que acaso él no escribe su “Nocturno”!
Pues, después de escribirlo taciturno...
yo, de amor, pues también me moriría...
Agradezco que existan ya esos cantos
que, con notas sacadas de sus liras,
los poetas nos llenan con encantos...
o nos dejan... las almas hechas tiras.