Una gaviota viajera
ha venido hasta mi puerto,
desde el tuyo, y ha traído
un poema y unos versos.
Son retales de tu alma,
primaveras y recuerdos,
que guardabas muy celosa
en el fondo de tu pecho.
Una nave se acercaba
con carnada en sus viveros,
que eran peces y manjúa,
del bonito como cebo.
A la orilla de la playa
llegan algas como besos,
que las olas van dejando
con rumores por el suelo.
Me recreo en esta escena
y la admiro y la contemplo,
mientras pienso en tu figura
tan querida y hoy tan lejos.
Pero miro a la gaviota
y contemplo el alto cielo,
y hasta veo tu sonrisa
que me mandas con tu aliento.
Esos versos y poemas
han surgido de tus dedos,
y tu alma está presente
como dueña de mis sueños.
Gris gaviota, si te marchas,
no me prives de tu vuelo,
cuando partas ya de vuelta
en el viaje de regreso.
Porque tengo para darte
un recado con mil besos,
en escrito que ahora nace
de quien amo y a quien quiero.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/02/24