Nitsuga Amano

La vieja casa yace en soledad

Bajo el cielo quebrado y sombrío,

la vieja casa yace en soledad,

un eco de amor perdido y desvarío,

envuelve su esencia, su eterna verdad.

 

El girasol, testigo mudo del abandono,

se inclina en el vacío de su corazón,

sus pétalos marchitos, su destino no conocido,

reflejan el dolor de la separación.

 

El polvo danza con las ráfagas de la brisa,

como el pasado que se desvanece en el aire,

mientras el presente se desvanece en la neblina,

y el tiempo se convierte en un susurro sin compare.

 

Oh, distancia que nos separa y nos une,

en el eco de la tarde y la noche estrellada,

en el abrazo del viento y la luz de la luna,

encontramos la belleza de nuestra alma herida.

 

En la distancia, encontramos la cercanía,

en el eco, escuchamos nuestras verdades,

y en el amor perdido, hallamos la compañía,

de los sueños que viven en nuestras realidades.