Carlos Hector Alvarez

La vecina

Llegaste un día a nuestro barrio

de donde venías no recuerdo

tu familia se instaló cómodamente

en un ranchito con techo de pajas

con una galería en el frente

En el vivía un anciano

que nadie sabe adónde se fue,

desapareció una noche de invierno

dejó todo abandonado.

Volvió a llenarse de ruidos,

cuando ustedes llegaron,

porque el viejo era fiestero

y musiquero estruendoso,

que se silenció abruptamente.

Tu familia, eran un grupo

con chiquillos alborotadores.

vos resaltabas con tu mirar cristalino,

unos bellos ojos negros juguetones,

una quinceañera sin belleza fulgurante,

que llamabas la atención

Nosotros, unos muchachitos simples

pobretones como ustedes,

nos vimos tocados con tu presencia.

En nuestra ingenuidad te presumíamos

¿te sentías una diosa? Lo parecías

Jugabas con nuestros sentimientos

“Como juega el gato maula,

con el mísero ratón”

Un día, tu familia alzó el vuelo

poniendo al barrio en distancia

pero quedó tu recuerdo,

junto al fin de nuestra infancia.