Nitsuga Amano

Un día en el parque

Bajo la sombra del álamo centenario,

se sienta ella, con su corazón en duelo,

en el banco donde el amor floreció un septiembre,

y se desvaneció en el frío de un abril sin consuelo.

 

 

Las hojas susurran secretos al viento,

mientras ella espera, con la esperanza en su pecho,

quizás aguardando un eco del pasado,

un susurro del amor que una vez fue su lecho.

 

 

Sus ojos, llenos de lágrimas y melancolía,

buscan entre las sombras la figura perdida,

recordando cada palabra, cada risa, cada beso,

que ahora solo habita en el eco de la vida.

 

 

Oh, alma gemela que añora en silencio,

tu amor perdido en el vaivén del tiempo,

cada tarde, en este banco solitario,

esperas el reencuentro en el susurro del viento.

 

 

Que la brisa te traiga el consuelo ansiado,

que el recuerdo te abrace con su cálido manto,

pues aunque la distancia sea vasta y cruel,

tu amor perdura en el eterno encanto.