Nitsuga Amano

La señorita cuyo nombre nunca supe

Ah, amada mía,

que nunca pude llamarte mía,

que solo existes en mis sueños,

en los susurros de la noche.

 

Tus pasos en la calle,

un eco lejano en mi corazón,

un recordatorio constante

de lo que nunca fue, pero pudo ser.

 

Cada día, te observaba desde lejos,

chica sin nombre, sin voz,

pero con un lugar especial en mi alma,

como una estrella en la oscuridad.

 

Soñaba con el día en que nuestras miradas se cruzaran,

en que nuestras palabras se encontraran,

y el tiempo se detuviera para nosotros

en un instante de eternidad.

 

Quería convertir cada momento

en una historia para contar al viento,

un poema grabado en el alma del universo,

un testimonio de un amor que trasciende el tiempo.

 

Pero ahora, solo quedan los recuerdos,

las palabras no dichas, los sueños no realizados,

y la esperanza de que algún día,

nuestros caminos se crucen de nuevo.