Golpe de mar

Cuando no llego

 

Se me duerme la boca, anestesiada

escuchando la teoría de mi muerte

cuando te hago sentir sola.

 

Dejo los pulmones a medio gas

y se me rasga la camisa

si no comprendo el juicio.

 

Aquí está el alarde de mi propia cabellera,

en el eco que producen mis alveolos chamuscados.

 

Arrancarme las uñas con alicates sería dulce de leche, pero ya tengo muchas marcas.

 

Cavo un profundo hoyo fangoso y putrefacto, y meto dentro mi cabeza de sardina.

 

Sí, hay días en los que me acabo.