Asklepios

Escondías bajo el paladar

Escondías bajo el paladar

las heridas de tu tristeza, cuando

un desvanecimiento recorrió las venas de tus manos,

tan próximas a las caricias de las mías.

La serenidad vacía, entera, agonizó para caer

sobre nuestra desnudez ya abandonada.

Se adiestraron vértigos en tus ojos, 

mientras un silencio de afilado destino 

depositó la infertilidad más lenta e invisible 

a las puertas de nuestro adiós más oscuro.