Nitsuga Amano

El cielo llora

Se desvanece la chispa de anarquía, como una llama que agoniza,
la fragancia de las flores en tu piel se disipa en la bruma del olvido.


Mi leal amiga y confidente, se desvanece de mis recuerdos, y en una lágrima, la tristeza se posa como testigo.

 

Con ella, se disuelve su memoria de mis pensamientos.
Años de compañía en este Edén desolado que sufre de sequedad perpetua.

 

Su radiante sonrisa se extinguió en algún día,
su fuerza y su historia perviven en cada verso que trazo para no dejarla caer en el olvido.

 

Y no hay más palabras
que pueda pronunciar...

 

ya el cielo llora.

 

La tristeza se enreda como hiedra enredada en mi alma,
un duelo íntimo que resuena en las grietas del tiempo.


En cada suspiro, encuentro sus ecos, su esencia persistente,
y el vacío se extiende como una sombra inmutable.

 

En la penumbra de la pérdida, resuena su eco silencioso,
un tributo en palabras tejidas con la melancolía del adiós.


Y mientras el cielo derrama sus lágrimas en la danza de la lluvia,
mi corazón llora en el silencio de los recuerdos que ya no puedo tocar.