Lector De Almas

PARA REMONTARNOS AL INFINITO

¡Oh!, vorágine y torrencial que seducen arrasadoramente,
esos que emergen desde las playas de tus labios,
mujer y sin siquiera cuantificar los ultrajes
posaste sobre lo yermo de mi erial un ósculo,
inductoramente, y hoy torbellinos beligeran con inquietud a mi alma,
los has propiciado para robarme la serenidad…
¿Cómo hallará el indulto la causante del estrago?,
Sufrirás, sin exoneración, la pena de la privación
del elixir en el placer que alentó al alborozo,
-gestado recónditamente en tu corazón por su complicidad-.
Ambicionarás los páramos en las comisuras
de mis labios, pero se te serán totalmente vedados,
y caerás perentoriamente en mil demencias, indómitas siempre
mientras nuestros mundos se encuentren escluyéndose…
y a su vez permanezcan en ti las ascuas de la necesidad que no perece
de repetir el acto para remontarnos al infinito.