José Valverde Yuste

Las flores y tu cuerpo

En una rocalla lirios y violetas

en otra cactus y grasas

bajo tierra se aman

como los amantes, juegan.

 

El sol bendice tanta riqueza

en los altares de la providencia

quise jugar

y aposté fuerte.

 

Tu cuerpo era un jardín 

y yo una flor de primavera

y juego con tus caderas.

 

Déjame perfumar tu cuerpo

con esa fragancia de lirios

que alimenta el alma

y a las golondrinas ahuyentas

con tu belleza.

 

Acógeme  en tus senos 

de rosa que quiero marchitarme 

con ellas, en ese río de pecado 

al que me llevas.

 

Volar sobre  tu vientre con pétalos de jazmines

blancos, relucientes, de cuento de hada

en un mundo de fantasía hiriente,

con los ruiseñores picando en el

ombligo de mi deseo más candente.

 

Mis madreselvas enredadas 

en tus piernas, acariciándote, 

como el sol acaricia a las estrellas

o el arcoíris, en oscuridad se convierte, 

cuando me tienes tan cerca.

 

Luces de estrellas decoraron mi jardín

dando luz a la cueva tan sedosa,

tan reluciente, tan fresca, como el agua

de los manantiales que te riegan.

 

Entonces se hizo la luz en la oscuridad,

rayos y truenos descendieron 

y se produjo la catarsis del jardín y mi cuerpo;

en un acto de amor y bendición

que se vive en el cielo con anhelo.

 

Las semillas florecieron,

y nosotros vivimos en el jardín del amor

en la eternidad de los tiempos