FIDEL HERNANDEZ

A pesar de los pesares...¡Ríete, niño!

 

 

Nos asomamos a la vida

con la frente arrugada,

el ceño fruncido,

rictus de dolor,

semblante de amargura.

 

Lloramos a los pocos instantes

no por el aire nuevo

sino por sentirnos agredidos;

después siempre durmiendo,

durmiendo y, tal vez, soñando;

al despertar otra vez los lloros

-antesala de la vida

presagio del espanto-.

 

Alguien se empeñará

en enseñarnos a sonreír;

insistirá una vez y otra vez más,

para que hagamos la mueca

por todos esperada.

 

Muchos rostros nos mirarán,

muchas bocas nos hablarán

y siempre con una sonrisa,

hasta que por fin aprendamos

el arte de reír; ese difícil arte

que no nos viene bajo el brazo.

Así aprendemos la primera mentira,

ésa que nos durará toda una vida.

 

Viviremos mintiendo,

envejeceremos mintiendo

una y otra vez, y más de mil veces mil;

mas, al llegar la muerte…

¿lloraremos o sonreiremos?