el brujo de letziaga

Mujer de marinero

¡Mujer de marinero!
El dolor se hace intenso en tu alma
y ya faltan luces que alumbren tu vana esperanza.
Son tantos días esperándole
que mañana solo es una palabra enviudada.
¿No ves que ya no volverá?.
Que le engulló una galerna desalmada.

 

¡Mujer de marinero!
Que aún le sigues aguardando en el muelle del tiempo,
al hombre que un día viste zarpar,
y al que despediste con un beso cálido y temeroso
agitando tu pañuelo al viento,
y con su semilla latiendo fuerte en tu cuerpo...

 

¡Mujer de marinero!
¿Dónde se esconde la respuesta?
Cuando el marino que esperas no arriba a puerto,
cuando se van borrando las fechas
y los calendarios se derriten poco a poco,
y tu marinero es lápida muda de un recuerdo...

 

¡Mujer de marinero!
No te engañes que no hay retorno.
¿No ves que tu hija ya se ha hecho mayor?
Que ya paseas nietas.
Que la brújula ha detenido sus saetas
y mal navegas con la vela ciega de su memoria...

 

¡Mujer de marinero!
¿Porque sigues esperándole?
Al señor que te hizo amante, esposa y madre.
¿Por qué te aferras a ese viejo muelle
como se aferra el naufrago a un madero?
No ves que todas las tardes se pone el sol,
y tus canas ya peinan nieves...

 

¡Ay, mujer con alma de mar!
¡Ay, mujer de marinero!