leo albanell

Naufragio

En un barco sin rumbo, sin capitán y sin escotillas una tropa de desesperados agoniza su noche blanca. Burbujas de marmol sacuden la proa. Los vientos son tantos y tan tontos pero golpean sus rostros inocentes y azules. La luna lagrimea su nectar de acuarela tenue y lechosa. La muerte subió al mastil y gritó Bastaaa! A un oceáno inquieto y anaranjado que es destripado por un ancla sediento de puertos. Las algas abrazan su cuerda