FRANCISCO CARRILLO

COMO CID.

Sopló el viento de repente

se coló por la ventana,

la noche, se aproximaba

la batalla era inminente.

 

Cual soldado se prepara

preparé todas mis armas,

mi espada, bien afilada

y mi escudo reluciente.

 

Esperaba la señal

para entrar a combatir,

mi cuerpo, mi mente están

preparados a morir,

preparados a luchar.

 

Y ahora, ya preparado

aguardo puesto en mi sitio,

en la hoguera me caliento

esperando mi destino,

y luchar por lo que creo.

 

La noche, se ha presentado

sin avisar, de repente,

los demás se han levantado

para luchar, y dar muerte

o de muerte, ser llevados.

 

No es tiempo para la duda

para pensar nada malo,

vamos todos a la lucha

a matar, o a ser matados.

 

A mi rey, obedecemos

y esperamos su señal,

mi espada brilla en el cielo

y mata en la oscuridad.

 

De repente, todo empieza

en ese campo sembrado,

el enemigo ha llegado

impaciente de esa guerra.

 

Y así, en la batalla

hundo en la carne el acero,

dejo cuerpos en el suelo

con su sangre derramada

y a matar, de nuevo vuelvo.

 

Mi escudo me ha protegido

de varios golpes y flechas,

mi coraza, esta desecha

por los golpes recibidos,

y lleno de sangre y brechas

sigo matando enemigos.

 

El suelo de esa cosecha

esta manchado de sangre,

cuerpos y espigas se mezclan

entre muertos y gemidos.

 

En mi cuerpo sangre brota

a causa de sus heridas,

y el dolor que me atosiga

no es mas fuerte que mi honra.

 

Sigo abriéndome camino

con la ayuda de mi espada,

muchos son los que han caído

pocos hay en la batalla

pero menos, que estén vivos.

 

Y así, la lucha termina

con el honor destrozado,

amanece en ese campo

donde se fueron las vidas,

la batalla, se ha acabado.

 

De regreso hacia mi pueblo

las gentes, bien nos reciben,

nuestros cuerpos van sangrientos

y unos lloran, y otros ríen,

escondiendo el sufrimiento.

 

De mi ser, no queda orgullo

ni razón por lo que hice,

la lucha ha hecho sentirme

con el valor destrozado,

y con ganas de morirme.

 

A mi regreso preguntan

a gritos como me llamo,

para ser reconocido

y poderme aclamar.

 

Soy un muchacho, les digo

de nombre, uso Rodrigo

y uso de apellidos,

los de Diaz de Vivar

como cid,a mis amigos.