MetatrĂ³n

Recuerdo que te olvido

Aunque caiga en el infierno 
acepto si ese es mi destino,
pues la culpa es como un fuego
que calcina tu intestino.

Como niños en un juego
de arrebato despertino,
al perforar mi cuello
me inyectó veneno del colmillo.

Ahora me quedan los picores
de mis actos por castigo
en una mezcla de licores
aleatorios que combino.

Si estar preso de rencores
fuese lo que yo persigo,
mancharía de tinta negra
una historia de amor contigo.