Raiza N. Jiménez E.

Afectividad.-

Yo, sí esperaba por Él, sin contar las horas.

Mis penas son cómo los pétalos marchitos.

Páginas de vida escritas que tú, no añoras.

Breves y triste cuentos, enlazados a Mitos.

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Mucha razón tenían los viejos, al cuidarnos.

El que te hace esperar, otra razón lo ocupa.

Ellos pensaban que, debíamos avisparnos.

Aprendí la lección y, ya nada, me preocupa.

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Hoy al mirar atrás, sólo hay agradecimiento.

Ya, los viejos no están, pero quedó su amor.

Ellos lo hacían, para evitarnos, sufrimientos.

Así, cumplieron cómo, padres, con su labor.

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¡En realidad, somos hijos del rigor parental.

Y cada evento familiar, será transcendental!